La Navidad
está a la vuelta de la esquina y entre las muchas tradiciones que marcan la
cuenta atrás, uno de los símbolos más esperados es el Calendario de Adviento.
Esta tradición nos acompaña día tras día durante las cuatro semanas previas a
la Navidad, llenando cada jornada con un poco más de magia y alegría.
El calendario
de Adviento es un calendario especial que empieza el 1 de diciembre y llega
hasta el 24, el día de Nochebuena. Originalmente, esta tradición comenzó como
una forma de contar los días hasta la Navidad, y cada "puerta" o
"ventana" que se abre revela una pequeña sorpresa, que puede ir desde
un mensaje, una imagen religiosa, hasta pequeños chocolates o incluso regalos.
La idea es crear una anticipación que nos lleve con ilusión al día de Navidad.
Los
calendarios de Adviento tienen su origen en Alemania, en el siglo XIX, cuando
las familias protestantes marcaban los días de diciembre con tiza o encendían
una vela diaria. La primera versión impresa surgió en 1902 en Hamburgo, y en
1908, Gerhard Lang popularizó los calendarios con ventanas que ocultaban
ilustraciones, parecidos a los actuales, aunque estos han evolucionado hacia versiones más comerciales.
En la sala
infantil de la Biblioteca Pública de Segovia hemos realizado un Calendario de
Adviento para invitaros a preparar la Navidad con lo que más nos gusta: los
libros y la lectura.
Cada día, al
abrir una ventana, encontraréis una frase motivadora, una recomendación lectora
o una actividad para hacer solos, con los amigos o en familia. Será mucho más
que una simple cuenta atrás para la Navidad y nos permitirá disfrutar de la
magia de las fiestas de una forma sencilla pero llena de significado. Podremos
reconectar con lo que realmente importa durante esta temporada: la alegría, la
esperanza y los pequeños momentos de felicidad compartidos.
Os animamos a recorrer este camino con nosotros😉
Esperamos que sean de vuestro agrado.
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“El libro que tienen en sus manos es… una reproducción fiel
del tomo encontrado a bordo de la nave espacial extraterrestre que aterrizó el
pasado año en plena playa de la Victoria de la ciudad española de Cádiz, y que
fue descubierta gracias al fino olfato del perro caniche de una paseante
matutina.” Así es como comienza este libro, una original propuesta de filosofía
para niños creada por Ellen Duthie e ilustrada por Studio Patten. Este libro,
que parece llegado del espacio exterior, no ofrece respuestas, sino un montón
de interrogantes que los habitantes del planeta Bibopia envían a la Tierra tras
años de observarnos con atención.
Las preguntas recorren distintos territorios: desde lo
antropológico (“¿Qué es un ser humano?”) hasta lo social (“¿Qué tal os lleváis
los seres humanos?”). También abordan temas lingüísticos, ecológicos y morales,
como “¿Quién nombra el mundo en la Tierra?”, “¿La Tierra es un buen hogar?” o
“¿Sois buena gente los humanos?”. Preguntas que nos abren a otras preguntas,
que nos llevan a la reflexión profunda sobre lo que somos y cómo nos
relacionamos con nosotros y nuestro entorno.
Más que un libro, ¿Hay alguien ahí? es un atlas
filosófico con múltiples itinerarios de lectura. Cada lector puede recorrerlo a
su manera, detenerse en una pregunta, discutirla, o dejar que resuene un
tiempo. Duthie nos propone pensar dialogando, abrir la curiosidad como una
ventana y mirar el mundo con ojos nuevos, transformando la curiosidad en arte y
el pensamiento en juego. Un libro Ideal para compartir entre niños y adultos,
porque preguntar —como nos recuerdan los bibopianos— puede ser la forma más
humana de aprender.
Se celebra el 11 de noviembre en homenaje a esta expresión
artística que consiste en la creación de figuras de formas variadas, doblando y
plegando adecuadamente un trozo de papel.
El origami se originó en China, aproximadamente en el siglo I o II
d. C, integrándose en la tradición japonesa en el s. VI. Al principio, el
origami se usaba en ceremonias o
rituales importantes. Llegó a
Occidente con los comerciantes que hacían la Ruta de la Seda. Hoy en día es una
actividad divertida y creativa para niños y adultos de todo el mundo y muy
recomendable porque ayuda a mejorar la paciencia,
desarrollar la creatividad, practicar
la concentración y crear cosas
bonitas solo con un trozo de papel.
La palabra origami proviene de dos vocablos japoneses:
"ori" (plegar) y "kami" (papel), y se refiere al arte de
doblar papel a partir de una base inicial cuadrada o rectangular para crear
figuras (flores, animales, figuras geométricas, objetos cotidianos) sin utilizar
tijeras ni pegamento.
Hay varios tipos de origami, según cómo se hace:
Origami tradicional: figuras clásicas como
la grulla, el barco o la rana.
Origami modular: se hacen muchas
piezas y luego se unen
para formar una figura más grande, como una pelota o una estrella.
Origami de acción: figuras que se mueven, como una rana que salta, un ave que bate las alas o el
divertido comecocos.
Origami artístico o moderno: creaciones nuevas y muy detalladas,
hechas por artistas del origami.
Otros detalles interesantes son:
Si queréis “plegar” el mundo, durante este mes, la sección de “Recomendados”
de la sala infantil reúne libros sobre origami con muchos modelos guiados paso
a paso y fantásticas ideas para todos los niveles y gustos.
El aire se vuelve más fresco, el sol baña el ambiente de suave luz dorada y la naturaleza se prepara para el invierno. Ha llegado el otoño, ese pintor silencioso que transforma el paisaje con una paleta de ocres, rojos y amarillos intensos.
Y justo cuando los árboles comienzan a despojarse de su ropaje estival, llega también una fecha especial: el Día Mundial del Origami (que se celebra el 11 de noviembre, coincidiendo con la plenitud de la estación).
No hay mejor forma de honrar este arte japonés, la papiroflexia, que capturando la belleza efímera del otoño. Tomamos cuadrados de papel de colores y, con pliegues precisos y cuidadosos, recreamos la caída.
Las manos que doblan y marcan el papel recrean hojas de arce y nogal, árboles milenarios como la técnica del origami, sutil y frágil como la propia naturaleza.
