A JUV
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Todos los domingos
Alexandre sale a pasear junto a su padre. El paisaje que les rodea es muy
extraño, una llanura desértica sembrada de barcos de pesca abandonados.
Alexandre tiene una pregunta rondándole durante varios días y se la hace a su
padre.
La historia que nos
narra este libro es una historia real que, como se suele decir, supera a la
ficción. Una historia que nos habla de las consecuencias de nuestras acciones,
de la avaricia de los hombres o, más bien, de la avaricia de los hombres que
gobiernan a los hombres.
El padre de Alexandre
relata la historia de manera sencilla, cruda, sin adornos. Nos hace ver la importancia del
agua, no sólo para el ser humano, también para todos los animales que comparten
con nosotros el planeta. Puede, también, que este sea el precio de la
evolución, tener que renunciar a algo a cambio de otras cosas. Pero, en este
caso, no se valora lo que es realmente importante. Sin agua, la vida no existe.
Lo que antes era un mar ahora es un desierto en el que, si no se hace nada, la
vida se agota.
El padre de Alexandre,
antes de contarle la historia a su hijo, le advierte que es una historia muy
triste. Esa tristeza la podemos palpar a través de las ilustraciones de Bárbara
Sansó. Los tonos ocres y los rostros de adultos y niños nos hacen ver la
tragedia que siguen viviendo. Acerca a nuestros ojos la realidad de lo que
antes era un puerto pesquero y ahora es un trozo de nada.
La historia que nos
trae Francisco Sánchez está basada
en un cortometraje sobre el mar de Aral rodado por Isabel Coixet “Aral, el mar
perdido”.
Es ideal para leer
acompañado junto a un adulto y dar pie al dialogo sobre la importancia real que
el medio ambiente tiene en nuestras vidas.
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