TOMI
UNGERER (Estrasburgo, 1931 – Cork, Irlanda, 2019)
El pasado fin de semana nos
dejaba Tomi Ungerer, a los 87 años. Este
dibujante e ilustrador francés fue uno de los más destacados de su generación
junto con Maurice Sendak o Arnold Lobel.
Cuando contaba tres años de
edad, perdió a su padre; poco después vivió el conflicto de la Segunda Guerra
Mundial, estando bajo dominio nazi. Continuó sufriendo tras la guerra al pasar
su región, Alsacia, a formar parte de Francia y ser considerados sus habitantes
como ciudadanos de segunda, por hablar “francés con acento alemán”. Afirma el
ilustrador, “El recuerdo más antiguo de
mi vida es el miedo, aunque en realidad eso es bueno porque una vez que tienes
miedo, tienes que buscar el coraje para sobrevivir. Me han reprochado que haya
puesto demasiados elementos de miedo en mis libros infantiles. He sido una
pesadilla para todos los pedagogos. Quizás he estado obsesionado con la muerte
toda mi vida. Es, probablemente, el tema que más utilizo en mis dibujos y en
muchos de mis libros”. Estas tres constantes (miedo, dolor y muerte) se
repiten a lo largo de su obra.
En 1956 se trasladó a
Estados Unidos, donde colaboró en publicaciones tan importantes como Life o The New York Times y pudo publicar sus primeros libros infantiles.
En los años 60 continuó creando álbumes ilustrados, a la vez que realiza
carteles (políticos, publicitarios y cinematográficos) y participa activamente
en la vida política estadounidense, luchando contra la guerra de Vietnam y el
racismo.
A principios de los 70 se
mudó a Canadá y más tarde a Irlanda. Es en esta época cuando abandona la
literatura infantil, para centrarse en la dirigida a lectores adultos. No
volverá a crear para los más pequeños hasta veinte años después, en 1998 y
regresaría con todos los honores, pues en ese año le conceden el Premio Andersen, considerado el nobel
de la literatura infantil y juvenil.
Aunque residía en Irlanda
desde hacía más de cuatro décadas, nunca perdió el vínculo con su tierra natal
y en 2007 se inauguró en Estrasburgo un museo que lleva su nombre y que alberga
el Centro Internacional de Ilustración.
Es autor e ilustrador de sus
libros y a lo largo de su carrera experimentó con todo tipo de técnicas y
géneros artísticos, desde la pintura al collage, de la literatura infantil a
los dibujos satíricos y eróticos.
Su obra en general se
caracteriza por la combinación de dos elementos: la sátira y el humor, con
ellos ha criticado siempre los aspectos negativos de la sociedad. En cuanto a
la literatura infantil, ha sabido mostrar a sus pequeños lectores, el lado
oscuro de la realidad, suavizándolo siempre con humor y resaltando lo positivo
tanto de los personajes más siniestros, como de las historias más truculentas.
En la estantería de
Efemérides tendréis disponibles para el préstamo los libros de Tomi Ungerer
para que podáis disfrutarlos una vez más. Sus historias e imágenes os seguirán
acompañando ahora que él ya no está.
Él dijo: “Si tuviera que
haber un paraíso, sería un biblioteca”. Así lo imaginaremos.
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