viernes, 1 de mayo de 2020

CUENTOS DE LA SELVA, DE HORACIO QUIROGA



AM ANA tus



  En estos relatos la selva no es solo el escenario, sino el personaje más importante junto con los animales que protagonizan cada historia.

  Influido por “El libro de las tierras vírgenes” (El libro de la selva) de Rudyard Kipling, Horacio Quiroga quiso inventar un lenguaje propio americano para describir su selva. Escribió estos cuentos en su época de vida en la selva de Misiones, mientras ejercía como profesor de Castellano y Literatura.

  No es esta obra una visión amable y bucólica de la selva tropical, por el contrario, aparece la naturaleza con toda su crudeza frente al ser humano, que unas veces es su aliado y otras su destructor. Narradas con un lenguaje sencillo, para llegar a los jóvenes lectores, el autor supo combinar, en estas historias, la ingenuidad y el humor con el dramatismo más trágico y lograr un texto de gran calidad.

  Horacio Quiroga (1878-1937). Escritor uruguayo, hijo de un diplomático argentino, su vida transcurrió a caballo entre estos dos países. Tuvo una vida azarosa, llena de desgracias familiares: de accidentes y suicidios; él mismo acabó con su vida cuando le diagnosticaron un cáncer incurable.

  Estudió en el Instituto Politécnico de Montevideo y demostró interés por muy diversas disciplinas, desde  la literatura a la mecánica; así, en su juventud, compaginó el tiempo en un taller de reparación de maquinaria y herramientas, con el trabajo, los estudios y la colaboración en diversas publicaciones. Fundó la “Revista de Salto” que lleva el nombre de su ciudad natal. Después viajó a Europa y a su vuelta, reflejó esta experiencia agridulce en el libro “Diario de viaje a París”. También en esta época fundo el “Consistorio del Gay Saber”, tertulia literaria que contribuyó de forma importante a la vida cultural de Montevideo, rivalizando con otras reuniones de las mismas características.

  En los primeros años del siglo XX se trasladó a Argentina: primero a Buenos Aires, donde maduró como escritor y se inició en la Pedagogía y después a la provincia de Misiones, donde la selva fue el factor determinante que curtiría su carácter y su estilo. A la selva de Misiones volvió en varias ocasiones, para instalarse definitivamente en 1932.

  Su obra se sitúa entre el final de la etapa modernista y el nacimiento de las vanguardias. Se le considera uno de los mejores autores hispanoamericanos de cuentos o relatos breves. Fue gran admirador de Edgar Allan Poe, con quien se le comparó: a menudo retrata  la naturaleza bajo rasgos temibles y horrorosos, y proyecta sobre ella, todos los enigmas del ser humano, de ahí que alguna de sus historias sean  cuentos de terror rural como “El almohadón de plumas”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario