El pasado 21 de noviembre, la ilustradora Rocío Martínez impartió un taller para nuestros usuarios más pequeños sobre su último libro publicado: “El rey del bosque”, con texto de Margarita del Mazo y publicado por Editorial Nórdica. Y cuando se juntan tres grandes profesionales, pues sale algo maravilloso como es este álbum.
El texto es sencillo y claro; sin artificios, nos va narrando una historia con principio y final (que no puedo desvelar). Nos sitúa en un bosque, uno cualquiera, repleto de vida y cómo la aparición de un nuevo personaje creará gran confusión. En perfecto diálogo con el texto, las ilustraciones son una explosión de color. Ya nos tiene acostumbrados Rocío Martínez a sus cuidadas ilustraciones, y aquí nos vuelve a invitar a descubrir en cada página una multitud de detalles que juntos nos llevan a recrear un fantástico bosque. De Rocío nos sorprende siempre su capacidad camaleónica para ilustrar cada libro de manera diferente, de escuchar la voz propia de cada texto para otorgarle una corporalidad propia, detrás de la cual hay un enorme trabajo de documentación.
Aprovechando que la teníamos a
nuestra disposición, no paramos de preguntarle sobre el trabajo previo a la
ilustración, la técnica, los materiales… y el porqué de la elección de esa
manera de ilustrarlo y no de otra. Así, comprendimos que el círculo de animales
que encontramos al principio del libro simboliza la perfección de lo completo,
que no hay nada en ese bosque que se pueda quitar porque entonces surge el
desequilibrio. ¡Ese nivel de conceptualización ya desde la primera
página! En este bosque todo es simbólico porque los animales están
representados por siluetas que los hace reconocibles pero su
color los aleja de la realidad; eso nos atrae y, a la vez, nos
inquieta y “todo medio gráfico que te inquieta te hace crecer”, nos dice
la ilustradora. Lo mismo sucede con el propio bosque, que aúna también realidad
y fantasía: identificamos árboles, pero no qué especie de árbol. Se genera, por
tanto, un concepto de bosque, una idea de bosque en la que no falta nada, ni
siquiera la civilización, representada por la carretera.
Para ilustrar el bosque, Rocío
utiliza la acuarela, el lápiz de color y unos toques de témpera; para los
animales, es el rotulador el que da forma a las siluetas. Encontramos también
páginas donde las partes más narrativas se dibujan en sombras, en las que se
aprecian los trazos para proporcionar más agilidad a la
ilustración.
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