Un gesto tan sencillo
esconde muchos significados y puede proporcionar satisfacción tanto a quien lo
da, como a quien lo recibe.
Multitud de circunstancias
negativas en nuestro entorno: pérdidas de seres queridos, fracasos,
desilusiones…, pero otras muchas positivas: encuentros, éxitos, nuevos retos… Y
en cualquiera de ellas, el calor humano de un abrazo supone apoyo, compartir la
carga, celebrar los logros…; en definitiva, saber que puedes contar con otras
personas a lo largo del camino que es la vida.
Esta necesidad tiene su
origen en el hecho de que la humana, es una especie sociable (como ya dijo
Aristóteles hace más de dos milenios).
En principio, podría
pensarse que fuera por mera supervivencia, pues en grupo es más fácil; sin
embargo, muchos estudios demuestran que nos desarrollamos mejor física y
mentalmente, en contacto con otras personas.
La reciente epidemia de
COVID-19, con su aislamiento forzado, puso aún más de relieve lo importante que
es socializar y, aunque las redes sociales permitieron esa cercanía, también
quedó demostrado que los abrazos no se pueden sustituir.
Por eso, y no solo con
motivo del Día Internacional del Abrazo, queremos invitaros a practicar esta
manifestación de afecto con aquellas personas con quienes tengáis un vínculo
afectivo, familiar o amistoso, pero también con aquellas otras desconocidas que
en una situación determinada precisen de ella.
No olvidéis deteneros en
nuestra sección de Efemérides durante el mes de enero.
Como siempre, la biblioteca
proporciona libros con historias plagadas de abrazos, pero los achuchones
reales son cosa vuestra.
Y, quién sabe, tal vez
pronto se hable de otra epidemia…
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