El aire se vuelve más fresco, el sol baña el ambiente de suave luz dorada y la naturaleza se prepara para el invierno. Ha llegado el otoño, ese pintor silencioso que transforma el paisaje con una paleta de ocres, rojos y amarillos intensos.
Y justo cuando los árboles comienzan a despojarse de su ropaje estival, llega también una fecha especial: el Día Mundial del Origami (que se celebra el 11 de noviembre, coincidiendo con la plenitud de la estación).
No hay mejor forma de honrar este arte japonés, la papiroflexia, que capturando la belleza efímera del otoño. Tomamos cuadrados de papel de colores y, con pliegues precisos y cuidadosos, recreamos la caída.
Las manos que doblan y marcan el papel recrean hojas de arce y nogal, árboles milenarios como la técnica del origami, sutil y frágil como la propia naturaleza.
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