La danza es mucho más de lo
que imaginamos: de los bailes alrededor del fuego al hip hop; de la jota al
flamenco; del ballet al break dance, este arte hecho de movimiento y
música, nos lleva acompañando desde la
prehistoria. Primero en rituales de distintas etapas de la vida, como el
nacimiento, la muerte, invocaciones míticas o religiosas de curación o
iniciación, para favorecer la caza de animales, guerreras… Pasado el tiempo, se
han limitado a manifestaciones artísticas; aunque algunas conservan la esencia
ancestral, por ejemplo las danzas folclóricas o populares (flamenco, tango,
jotas, danzas árabes, bailes de salón, etc.). Otras son una muestra de
coordinación y armonía, como el ballet y las más modernas como el rock&roll
o las numerosas variantes de baile urbano, son señas de identidad de los
adeptos, que muestran su inconformismo
con la sociedad o una forma alternativa de vivir la vida.
Lo que une a expresiones
artísticas tan variadas es su universalidad: la danza es algo que tiene en
común toda la humanidad y este vínculo es lo que pretende destacar cada año la
celebración del Día Internacional de la Danza, como forma de romper barreras
entre países y culturas.
En 1982 la UNESCO estableció
esta efeméride. Eligiendo el día 29 de abril, por ser la fecha de nacimiento
del bailarín y coreógrafo francés, Jean Georges Noverre (1727-1810),
considerado el creador del ballet moderno.
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